Una tarde de verano de hace seis años, volvía a casa en coche con mi marido.
Había un tráfico de espanto y llovía a cántaros. Ya estábamos en la esquina de casa cuando de repente vimos delante de nosotros una bolita peluda corriendo asustada por la carretera intentando esquivar los coches como podía. Era un gatito de un mes a lo sumo.
Dejamos el coche aparcado y volvimos a la esquina donde habíamos visto al gatito.
Lo tenía en sus manos una chica, pero nos dijo que no se podía quedar con él, que lo dejaría en algún portal donde no corriera peligro. Mi marido que trabaja al lado del local de la protectora de animales se ofreció a llevarlo al día siguiente, porque estaba claro que de dejar al pobre animalillo por ahí, lejos de su madre, estaba condenado a una muerte segura.
Así fue que el gatito “entró en mi vida”.
Al llegar a casa con el gatito y verlo mi hijo, se le caía la baba hasta las rodillas. Nunca había tenido un animal y le gustan un montón (supongo que como a la mayoría de niños). Pensé que había sido un error llevar al animalito a casa, porque nos íbamos a encariñar con él, pero bueno, por una noche.................
Le puse un platito con leche y el capullo del gato ni olerla, vamos, que ni mojarse los bigotes. Le di unos cachitos de pan y tampoco, yo que pensaba que estaría muerto de hambre..........hasta que se me ocurrió abrirle una lata de atún,....... la devoró en cuestión de segundos!!!!, joder!!!, un gato callejero y sibarita!!!, lo que me faltaba por ver!!!.
A todo esto ya eran más de las 10 de la noche, hora de irse el peque a la cama y claro, no había manera, ni de que soltara al gatito ni de que se acostara, así que llegamos a un acuerdo. Mi marido se llevaría el gatito a la protectora al día siguiente pero por la tarde, para que el crío pudiese pasar unas horitas más jugando con él al salir del cole.
Al día siguiente el gatito se quedó solo en la casa, el peque se fue al cole y los mayores a trabajar. Cuando llegué a casa al medio día lo primero que busqué fue el sitio que había escogido el gatito para hacer sus “necesidades”. Miré en unos periódicos que dejé a tal fin en la cocina. Estaban secos. Busqué por toda la casa y no encontré nada, pero nada de nada, ni una gota.
Cuando llegó mi marido de trabajar, llevaba consigo un cubo de arena, tal como yo le había pedido la noche anterior, para las necesidades del gatito. Lo pusimos encima de la arena y por puro instinto hizo un agujerillo con las patas delanteras, espatarró las traseras como una rana y ............diós, como si hubiesen abierto un grifo!!!, no podía ser lo que llevaba ese animalillo dentro!!! Y había estado aguantándose casi 20 horas por su instinto de limpieza (o como se llame, en serio que no he visto animal más limpio que un gato).
Aparte de lo limpio que era el animalito tenía a su favor que no había soltado un solo maullido en toda la noche, y entre limpio, callado y enamorados que nos tenía............decidimos adoptarlo en la familia.
Al día siguiente, estaba yo sentada viendo la tele con el gatito en mi regazo, jugando con él. Al poco se quedó dormido entre mis piernas, con la barriguita hacia arriba, parecía un muñequito de peluche, tan mono, tan blandito, tan.............lleno de pulgas!!!!
Al quedarse quieto el gatito las muy putonas salieron de sus escondites recorriendo la barriguita del gato como posesas. Fiuuu, pulga parriba!!!, fiuuu, pulga pabajo!!!, me puse a mirarlo y estaba plagado!!!, joder, qué asco. Lo encerré en el cuarto de baño y me fui a una tienda de animales a pedir consejo. Allí me vendieron de todo, polvos para el cuerpo, unas pipetas para echárselas en el pescuezo, un collar anti pulgas..........
Bueno, asunto solucionado, aunque me tocó tirar una alfombra a la que le tenía mucho cariño, porque leí que las muy cabronas son capaces de estar un año escondidas en esos sitios y reaparecer cuando menos lo esperas................ Sí, soy un poco aprensiva de más, qué pasa ¿??.
Ojalá hubiese sido eso todo, pero.............no quedó ahí la cosa.
Al cabo de un par de semanas, mi hijo se llenó de una especie de ronchas rojas que le producían un intenso picor. Lo llevé al médico y lo primero que me preguntó fue si tenía algún animal en casa. Cuando le conté que hacía poco que había recogido un gatito de la calle...... no hizo falta hablar más. Tenía tiña !!! Y yo también !!! Y mi marido !!!
Solo de recordarlo............buffff, se me ponen los pelos de punta. Hablando de pelo, si las dichosas ronchas aparecen en algún sitio con pelo............es como Atila, que por donde pasaba ya no crecía la hierva, pues igual, donde hay tiña no vuelve a crecer el pelo ¡!!! Yo ya me imaginaba a toda la familia con la cabeza llena de calvas, como apestados, quemados en la hoguera como leprosos, o algo así (exagerá también soy, ya lo sé), buffff. La verdad es que es una enfermedad nada preocupante en los días que corren, con el tratamiento adecuado desaparece sin más problemas, pero suena tan mal.................suena a sucio, a guarro, a apestado, a ............. a tiña !!!
Cualquiera en esta situación habría cogido al gatito y lo habría arrojado por el balcón, al menos eso me decía todo el mundo: “y no mandas al puto gato a la mierda???”, “eres tonta, a buenas horas iba yo a tener un gato tiñoso en casa!!!”.
Yo tomé la decisión de adoptar a aquel animalillo y suelo hacerme responsable de mis decisiones. A veces soy exagerada y lo comparo con quien tiene un hijo deficiente. Lo tiras por el balcón???, a que no???, es tu hijo y tu responsabilidad. Pues ese gatito era mi responsabilidad, con todas sus consecuencias.
Después de leer el párrafo de arriba entenderéis que si pillo al cacho marica que la semana pasada abandonó una camada de perritos en la puerta de una protectora y en la huída atropelló a tres de ellos,..................... me lo como con patatas !!!!
Ladina cogió a su gatito y se fue al veterinario.
La chica me dijo que efectivamente, era tiña, y que nos teníamos que poner en tratamiento todos los que hubiésemos estado en contacto con el gato, porque si uno de nosotros no se curaba volvería a infectar a los demás. Así que toda la familia (mis suegros, mis padres, mis hermanos,................) tomando pastillas, pomadas, ................
Y ya si os cuento antes de castrarlo, que estaba en celo contínuo (las gatas pasan dos celos al año, pero los gatos están siempre dispuestos), me diréis que estoy loca, por “aguantar” algo así.
Iba “marcando territorio” por toda la casa, echando pequeñas gotas de orina en todos los muebles y .................también sobre “algo” que no es un mueble, osea, mi marido (jejejejeje). Esperaba a que mi marido y yo estuviésemos dormidos, entonces entraba en la habitación, se ponía en la mesita de él y ................psssssshhhhhhhhhh!!!!!!!!!, lo duchaba ¡!!!! Es algo que a mi no me ha hecho jamás, por eso me parto de risa. Por lo visto el gato olía a macho (mi marido se ducha todos los días, ojo), a hombre, a yo qué sé y para que quedara clara su superioridad (o yo qué sé), tenía esa conducta. Fue “caparlo” y se terminaron las duchas de madrugada, jajajajaaa.
Y la "costumbre" de afilarse las uñitas donde le pille.........mejor ni nombrarla.
Ya han pasado seis años de todo esto, y no me arrepiento, tengo un gatito (ahora es un gatazo) que me quiere con locura, me adora, me mima, me ronronea cuando me ve triste, me espera en la puerta cuando llego de casa, .............a veces me resulta hasta empalagoso el animalillo.
Había un tráfico de espanto y llovía a cántaros. Ya estábamos en la esquina de casa cuando de repente vimos delante de nosotros una bolita peluda corriendo asustada por la carretera intentando esquivar los coches como podía. Era un gatito de un mes a lo sumo.
Dejamos el coche aparcado y volvimos a la esquina donde habíamos visto al gatito.
Lo tenía en sus manos una chica, pero nos dijo que no se podía quedar con él, que lo dejaría en algún portal donde no corriera peligro. Mi marido que trabaja al lado del local de la protectora de animales se ofreció a llevarlo al día siguiente, porque estaba claro que de dejar al pobre animalillo por ahí, lejos de su madre, estaba condenado a una muerte segura.
Así fue que el gatito “entró en mi vida”.
Al llegar a casa con el gatito y verlo mi hijo, se le caía la baba hasta las rodillas. Nunca había tenido un animal y le gustan un montón (supongo que como a la mayoría de niños). Pensé que había sido un error llevar al animalito a casa, porque nos íbamos a encariñar con él, pero bueno, por una noche.................
Le puse un platito con leche y el capullo del gato ni olerla, vamos, que ni mojarse los bigotes. Le di unos cachitos de pan y tampoco, yo que pensaba que estaría muerto de hambre..........hasta que se me ocurrió abrirle una lata de atún,....... la devoró en cuestión de segundos!!!!, joder!!!, un gato callejero y sibarita!!!, lo que me faltaba por ver!!!.
A todo esto ya eran más de las 10 de la noche, hora de irse el peque a la cama y claro, no había manera, ni de que soltara al gatito ni de que se acostara, así que llegamos a un acuerdo. Mi marido se llevaría el gatito a la protectora al día siguiente pero por la tarde, para que el crío pudiese pasar unas horitas más jugando con él al salir del cole.
Al día siguiente el gatito se quedó solo en la casa, el peque se fue al cole y los mayores a trabajar. Cuando llegué a casa al medio día lo primero que busqué fue el sitio que había escogido el gatito para hacer sus “necesidades”. Miré en unos periódicos que dejé a tal fin en la cocina. Estaban secos. Busqué por toda la casa y no encontré nada, pero nada de nada, ni una gota.
Cuando llegó mi marido de trabajar, llevaba consigo un cubo de arena, tal como yo le había pedido la noche anterior, para las necesidades del gatito. Lo pusimos encima de la arena y por puro instinto hizo un agujerillo con las patas delanteras, espatarró las traseras como una rana y ............diós, como si hubiesen abierto un grifo!!!, no podía ser lo que llevaba ese animalillo dentro!!! Y había estado aguantándose casi 20 horas por su instinto de limpieza (o como se llame, en serio que no he visto animal más limpio que un gato).
Aparte de lo limpio que era el animalito tenía a su favor que no había soltado un solo maullido en toda la noche, y entre limpio, callado y enamorados que nos tenía............decidimos adoptarlo en la familia.
Al día siguiente, estaba yo sentada viendo la tele con el gatito en mi regazo, jugando con él. Al poco se quedó dormido entre mis piernas, con la barriguita hacia arriba, parecía un muñequito de peluche, tan mono, tan blandito, tan.............lleno de pulgas!!!!
Al quedarse quieto el gatito las muy putonas salieron de sus escondites recorriendo la barriguita del gato como posesas. Fiuuu, pulga parriba!!!, fiuuu, pulga pabajo!!!, me puse a mirarlo y estaba plagado!!!, joder, qué asco. Lo encerré en el cuarto de baño y me fui a una tienda de animales a pedir consejo. Allí me vendieron de todo, polvos para el cuerpo, unas pipetas para echárselas en el pescuezo, un collar anti pulgas..........
Bueno, asunto solucionado, aunque me tocó tirar una alfombra a la que le tenía mucho cariño, porque leí que las muy cabronas son capaces de estar un año escondidas en esos sitios y reaparecer cuando menos lo esperas................ Sí, soy un poco aprensiva de más, qué pasa ¿??.
Ojalá hubiese sido eso todo, pero.............no quedó ahí la cosa.
Al cabo de un par de semanas, mi hijo se llenó de una especie de ronchas rojas que le producían un intenso picor. Lo llevé al médico y lo primero que me preguntó fue si tenía algún animal en casa. Cuando le conté que hacía poco que había recogido un gatito de la calle...... no hizo falta hablar más. Tenía tiña !!! Y yo también !!! Y mi marido !!!
Solo de recordarlo............buffff, se me ponen los pelos de punta. Hablando de pelo, si las dichosas ronchas aparecen en algún sitio con pelo............es como Atila, que por donde pasaba ya no crecía la hierva, pues igual, donde hay tiña no vuelve a crecer el pelo ¡!!! Yo ya me imaginaba a toda la familia con la cabeza llena de calvas, como apestados, quemados en la hoguera como leprosos, o algo así (exagerá también soy, ya lo sé), buffff. La verdad es que es una enfermedad nada preocupante en los días que corren, con el tratamiento adecuado desaparece sin más problemas, pero suena tan mal.................suena a sucio, a guarro, a apestado, a ............. a tiña !!!
Cualquiera en esta situación habría cogido al gatito y lo habría arrojado por el balcón, al menos eso me decía todo el mundo: “y no mandas al puto gato a la mierda???”, “eres tonta, a buenas horas iba yo a tener un gato tiñoso en casa!!!”.
Yo tomé la decisión de adoptar a aquel animalillo y suelo hacerme responsable de mis decisiones. A veces soy exagerada y lo comparo con quien tiene un hijo deficiente. Lo tiras por el balcón???, a que no???, es tu hijo y tu responsabilidad. Pues ese gatito era mi responsabilidad, con todas sus consecuencias.
Después de leer el párrafo de arriba entenderéis que si pillo al cacho marica que la semana pasada abandonó una camada de perritos en la puerta de una protectora y en la huída atropelló a tres de ellos,..................... me lo como con patatas !!!!
Ladina cogió a su gatito y se fue al veterinario.
La chica me dijo que efectivamente, era tiña, y que nos teníamos que poner en tratamiento todos los que hubiésemos estado en contacto con el gato, porque si uno de nosotros no se curaba volvería a infectar a los demás. Así que toda la familia (mis suegros, mis padres, mis hermanos,................) tomando pastillas, pomadas, ................
Y ya si os cuento antes de castrarlo, que estaba en celo contínuo (las gatas pasan dos celos al año, pero los gatos están siempre dispuestos), me diréis que estoy loca, por “aguantar” algo así.
Iba “marcando territorio” por toda la casa, echando pequeñas gotas de orina en todos los muebles y .................también sobre “algo” que no es un mueble, osea, mi marido (jejejejeje). Esperaba a que mi marido y yo estuviésemos dormidos, entonces entraba en la habitación, se ponía en la mesita de él y ................psssssshhhhhhhhhh!!!!!!!!!, lo duchaba ¡!!!! Es algo que a mi no me ha hecho jamás, por eso me parto de risa. Por lo visto el gato olía a macho (mi marido se ducha todos los días, ojo), a hombre, a yo qué sé y para que quedara clara su superioridad (o yo qué sé), tenía esa conducta. Fue “caparlo” y se terminaron las duchas de madrugada, jajajajaaa.
Y la "costumbre" de afilarse las uñitas donde le pille.........mejor ni nombrarla.
Ya han pasado seis años de todo esto, y no me arrepiento, tengo un gatito (ahora es un gatazo) que me quiere con locura, me adora, me mima, me ronronea cuando me ve triste, me espera en la puerta cuando llego de casa, .............a veces me resulta hasta empalagoso el animalillo.